¿Cómo empezó todo?

24 Abril, 2023

Foto premantura

Como todo lo importante, esto empieza después de un viaje.

Lo cierto es que soy una persona inquieta, a la que le cuesta mantenerse en un lugar por mucho tiempo. Cada tres años solíamos cambiarnos de ciudad, eso hizo a que en mi familia comenzaran a llamarme culo inquieto. Y como no, también he sido siempre una apasionada de los viajes. Me parecen una manera perfecta de descubrir rincones olvidados, vivir aventuras y explorar diferentes culturas que te enriquezcan. Además, soy una firme creyente de que son una gran fuente de inspiración, así que como puede imaginarse cada vez que podíamos ahorrábamos algo de dinero, hacíamos las maletas y nos marchábamos a descubrir nuevos rincones del mundo. Cuando estábamos en plena pandemia mi marido y yo vivíamos en Berlín. Después de varios meses enclaustrados en casa sin nada que hacer más que mirar al frío invierno que envolvía la ciudad, llegó el verano, y con la relajación de algunas restricciones y la llegada de las vacunas decidimos que era hora de salir de allí y cambiar un poco de aires. Muchos lugares aún tenían las fronteras cerradas, así que después de pensar en ello decidimos irnos a Croacia. Lo cierto es que fue un lugar que me encantó, las bellas Dubrovnik y Split, las playas der Hvar y Mjelt, el paisaje de Krka y Plitvice, los pueblos de Istria, ¡había mil cosas para hacer allí! Estábamos sentados un día viendo el atardecer en una playa del parque natural de premantura y mi mente empezó a divagar, como muchas veces hace, esbozando las líneas de una historia. Me deje llevar por mi imaginación y se hizo cada vez más clara ante mí. Era una espina que había tenido siempre clavada, cumplir ese sueño que había rondado en mi cabeza de escribir. Pero lo había dejado de lado, había otras cosas antes que hacer. Sin embargo, en ese preciso momento sentada entre las rocas mientras observaba las hermosas aguas turquesas brillando con los rayos del atardecer bajo un cielo púrpura me pregunté, ¿y por qué no empezar ahora?

Era algo que había pospuesto por mucho tiempo. En realidad, había escrito desde pequeña, llenaba los cuadernos de notas de historias y cuentos donde imaginaba guerreros, dragones y castillos. Los libros eran mis eternos compañeros de viaje, algo a lo que agarrarme y que siempre estaban conmigo. Y la fantasía era lo que más me gustaba, descubrir aquellos mundos nuevos y desconocidos. Había crecido también viendo como estos cobraban vida en la pantalla, con películas como la princesa prometida, Harry Potter, star wars, la historia interminable, willow y, como no, la maravillosa trilogía del señor de los anillos. Pero la vida se puso en medio, y cuando terminé el instituto llegó esa terrible pregunta que hacen a todos los adolescentes aun cuando es demasiado pronto para conocer su respuesta, ¿qué es lo que quieres hacer? Me decanté por estudiar medicina, aparte de la literatura las ciencias han sido mi otra pasión, y lo cierto es que me encanta mi carrera. Sentía en mi cabeza ese deseo de saber y aprender, de descubrir, estaba entusiasmada especialmente con la cirugía. Así que la terminé, hice el MIR y me especialicé. Todo iba según lo planeado. A veces la vida parecía ser esta línea recta trazada con una serie de metas en la que se esperaba que fueras cumpliendo una detrás de otra. Y según pasan los años aquella pregunta que te hicieron en la adolescencia vuelve a aparecer en tu cabeza, y cada vez temes más la respuesta. ¿Qué es lo que quieres hacer? Parece tan sencillo, sin embargo, creo que es la cuestión más compleja que te puedes preguntar. ¿Qué es lo que yo quería hacer? Tenía tantas respuestas para ella, ser médico por supuesto, era algo que me encantaba. Pero había una respuesta que iba haciéndose más grande, sobresaliendo por encima de todas, quería escribir.

Así que después de aquel viaje no lo dudé y me puse a ello, era mi oportunidad, el momento de hacerlo. No más ‘lo dejo para otra ocasión’ o ‘es que no sé que hacer’. Cogí el ordenador y empecé a escribir todas las ideas que se iban creando en mi cabeza y los personajes fueron tomando forma. Empecé a construir poco a poco mi mundo, aquel que sólo existía en mi mente, en la de nadie más, algo que era únicamente mío, y con el apoyo incondicional de mi marido, mi familia y amigos esa historia comenzó a tomar forma. Ha sido un viaje excitante y complejo en el que he aprendido muchas cosas y en el que otras tantas me han ocurrido, me quedé embarazada y decidimos cerrar la etapa de Berlín y mudarnos de nuevo a Valladolid, ciudad en la que pasamos el tiempo que no estamos yendo a Asturias para estar con mi familia. Pero finalmente ocurrió, ese libro que comenzó a esbozarse en las costas del mar Adriático estaba completo, Pájaro de ceniza ya era un hecho buscando ver la luz, no sólo una idea. Había cumplido mi sueño.